El suelo ucraniano comienza a perder fertilidad.

Así lo afirmó Alexander Ivaschenko, investigador jefe de cultivos bioenergéticos y remolacha azucarera de la Academia Nacional de Ciencias Agrarias de Ucrania. Detrás de sus palabras, durante veinte años, el nivel de humus en el suelo ucraniano disminuyó del 3,5% al ​​3%.

Todo debido a, según él, el deseo de los agricultores de ganar tanto como sea posible, a pesar del agotamiento del suelo. Como dijo Ivaschenko, los agricultores no usan sevozameny, no cultivan además de los cultivos altamente marginales y costosos, plantas que serían principalmente útiles para la tierra en sí. Los guisantes, la soja o el mijo que contienen nitrógeno, en este momento, no son rentables para crecer, porque la demanda de ellos será mucho menor que para las semillas de girasol o el trigo.

Además, para su opinión, el problema de la baja fertilidad de la tierra es la falta total de control sobre las zonas de siembra en los campos. Son las plantaciones forestales, que ahora se están reduciendo activamente por el bien de la leña, las que son una ayuda indispensable para el suelo, protegiéndolo de los vientos y la erosión.

Para que las tierras no pierdan la fertilidad, el experto argumenta que deberían ponerse en funcionamiento servicios especiales que supervisen la calidad del suelo y su contenido, como en los países de la Unión Europea.

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